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El confinamiento consiguió que se redujera a la mitad la contaminación en las 80 ciudades españolas con mayor población. Siendo Madrid una de las capitales europeas donde más ha disminuido la polución. Uno de los principales motivos fue el descenso en el uso del coche en las grandes urbes.

Algunas ciudades ya llevan tiempo repensando su estructura para fomentar el uso de medios de transporte más ecológicos. Por ejemplo, Barcelona ha ampliado el espacio público para peatones y ciclistas.

Antes de la pandemia, en las casi todas las ciudades europeas, más del 60% del territorio público estaba destinado a los coches. Si se consigue reducir ese porcentaje a favor de medios como la bici o el patinete, ganamos todos. Aunque la pregunta es, ¿podemos vivir sin coche?

Reducir la contaminación sí es posible

Como hemos visto en tiempos de coronavirus, los niveles de polución pueden reducirse bastante si todos ponemos algo de nuestra parte. Desde tomar mejores medidas locales, hasta implementar el teletrabajo para evitar desplazamientos innecesarios.

Más de 9 millones de personas al año mueren por la contaminación del aire y varios estudios han demostrado que el 20% de la mortalidad prematura se relaciona directamente con la mala planificación urbana.

Los gobiernos son conocedores de estos datos desde hace tiempo, pero muy pocos se han puesto manos a la obra para mejorar sus espacios públicos. Una de las primeras ciudades que instauró un modelo de ciudad libre de automóviles fue Hamburgo, que lleva trabajando en ello desde junio de 2018.

La principal razón para activar este tipo de medidas es la protección del entorno para luchar contra el cambio climático. Sin embargo, se ha probado que también son beneficiosas para la salud pública.

Bienvenidos a la era de las ciudades sin coches

La ciudad gallega de Pontevedra fue la primera en España en establecer un centro urbano sin automóviles. Llevan creando un espacio más sostenible desde 1999. Durante todo este tiempo, han logrado que más del 70% de los desplazamientos sean a pie o en bici.

A parte de Hamburgo, en Alemania hay muchas localidades que han impuesto prohibiciones a los automóviles. En marzo de 2019, Stuttgart prohibió la circulación de los coches diésel de más de 10 años, las sanciones superan los 80€. Otro ejemplo es Friburgo, donde algunos barrios no permiten la entrada a ningún vehículo, además los enlaces de transporte público son muy buenos.

Mucho más al norte, en Helsinki y Oslo, se han peatonalizado muchos barrios y el centro urbano al completo. Asimismo, la capital finlandesa se ha propuesto que en 2025 su sistema de transporte público sea tan eficiente que recurrir al coche privado ni siquiera sea una opción.