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En dos días seguidos, Amazon anuncia la incorporación de 75,000 nuevos trabajadores en los Estados Unidos y 10,000 en el Reino Unido, precisamente en el momento en que buena parte del mundo comienza a emerger tras la pandemia y cuando muchas compañías han anunciado recortes o incluso cierres, convirtiéndose así en una de las grandes bazas para la recuperación económica.

Indudablemente, la pandemia encontró a Amazon en el lugar perfecto: una compañía capaz de atender las necesidades de buena parte de los consumidores que consideraban un riesgo salir de su casa a comprar incluso los productos de primera necesidad. Durante los primeros meses de confinamientos y restricciones, la compañía llegó a ganar hasta diez mil dólares por segundo, ofreció unos resultados económicos impresionantes, y expandió su plantilla en los Estados Unidos en 175,000 personas, 70% de ellas con contratos fijos. En los diez meses de pandemia en 2020, la compañía incorporó a un total de 427,300 personas, en la mayor expansión de su historia. Ahora, con las campañas de vacunación a tope en buena parte de los países desarrollados y cuando ya puede incluso ofrecer incrementos salariales a determinados puestos e incluso un bonus a los trabajadores si ya están vacunados, anuncia nuevos fichajes, que la sitúan ya por encima de los 1.2 millones de trabajadores en todo el mundo. Amazon es ya la segunda compañía norteamericana por número de trabajadores a nivel global, y uno de los mayores generadores de empleo en el Reino Unido, con un total de 55,000 personas en plantilla.

La pregunta evidente, a la vista de estos resultados, es a qué tipo de mundo nos dirigimos tras la pandemia. Obviamente, las previsiones que la compañía hace no estarán dramáticamente equivocadas, y apuntan a una brutal consolidación del comercio electrónico tras la aceleración y el cambio de hábitos que supuso la pandemia, hasta el punto de convertirse ya en una industria que en los Estados Unidos superará el billón de dólares. Si el escenario que la compañía visualiza es correcto, estaríamos hablando de un desplazamiento enorme en numerosas categorías de consumo, que podrían suponer toda una redefinición del panorama de muchos sectores e incluso de la gran distribución. Para muchos hogares, la pandemia supuso toda una master class de comercio electrónico, gracias a la cual pudieron comprobar las ventajas y la conveniencia de comprar a golpe de clic incluso en categorías de productos que antes preferían ver o tocar en una tienda física.

Por otro lado, la compañía trata de contraponer sus prácticas de optimización fiscal con la idea de que genera valor en los países en los que opera gracias a la generación de puestos de trabajo a todos los niveles, y respondiendo a las sanciones de los países con el reparto de esos costes adicionales a lo largo de su cadena de valor. Cuando pensamos en las big tech, tendemos a pensar en compañías multimillonarias con trabajadores muy formados y con sueldos generalmente elevados: el caso de Amazon, que ficha desde operarios de almacén o repartidores hasta ingenieros de sistemas o directivos, se ve como mucho más transversal en ese sentido, lo que la convierte, para los gobiernos, en un objetivo más sensible y más complejo.

Si no habías pensado en el paisaje que nos queda tras el paso de la pandemia que puso a muchos en contacto con las posibilidades del comercio electrónico, piensa en las previsiones que Amazon está haciendo para tratar de dimensionarlo. Y según a qué se dedique tu compañía, plantéate cómo responder ante un escenario así. Ahora, el mundo es de Amazon: los demás solo vivimos en él.

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