18 nov
2015
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Cinco días después del fatídico atentado del Estado Islámico en París, Francia ha respondido con tres bombardeos en Raqqa, ciudad que el movimiento terrorista considera su capital sobre posiciones consideradas en manos de los yihadistas. ¿Es éste el camino a seguir? ¿Cómo dónde y por qué y empezó el conflicto que hoy atemoriza a occidente?
Siria se encuentra en una zona privilegiada por sus reservas de petróleo y gas. Una zona que muchos han querido controlar, desde el Imperio Persa hasta el Imperio Otomano, pasando por el Imperio Griego, Romano e Islámico. Después de que los cristianos quisieran restablecer el control sobre dicha zona en las Cruzadas, llegó el imperio otomano quien conquistó todo el territorio hasta la Primera Guerra Mundial en 1914. Al término de dicha guerra, los franceses y los ingleses fijaron las fronteras de medio oriente agrupando a muchas religiones diferentes en los mismos territorios. Es aquí cuando aparecen países como Siria e Iraq, entre otros.
En un principio, los franceses y los británicos necesitaron la ayuda de árabes para conquistar tal imperio. A cambio de esta ayuda que se convertiría en fundamental para lograr su cometido, tanto Francia como Inglaterra prometieron a los árabes la concesión de la gran Arabia, algo que, pese a haber acordado, nunca llegaría.
De esta manera, Francia se hizo con Siria hasta después de la Segunda Guerra Mundial. A lo largo de la Guerra Fría, la Unión Soviética y los Estados Unidos mantuvieron, por diversas razones, la estrategia de tensión controlada en el Medio Oriente. Aquí es donde comenzó la oposición islamista al régimen de Hafez al-Assad: Los Hermanos Musulmanes.
Siria ha sido gobernada durante 30 años, hasta el año 2000, por Hafez al-Assad. Todos los mandatarios de este país son chiíes (13 por ciento) mientras que el 70 por ciento de la población lo completan los suníes. Desde entonces, su hijo Bashar al-Assad se hizo con el control del país hasta día de hoy. Al-Asaad originó doce años de represión hasta que miles de personas salieran a las calles en busca de reformas, siguiendo el ejemplo de egipcios y tunecinos.
La represión continuó hasta tal punto que el ejército sirio disparó contra los manifestantes provocando numerosas muertes y detenciones. Al de poco tiempo de este suceso, la resolución pacífica se convirtió en algo imposible para los chiíes y suníes. Los Hermanos Musulmanes, suníes radicales, se armaron. Desde entonces, Gobierno y rebeldes están sometidos a una guerra. Por aquel entonces, George Bush era el presidente estadounidense e incluyó a Siria en la lista de países con los que está mal visto negociar.
Primavera árabe, las facciones de Siria y el Estado islámico
En 2011 se inició la primavera árabe, un movimiento social en el que el gran conjunto de países árabes protestaron por una idea general: la democracia. Cuando la primavera árabe llegó a Siria, el presidente Bashar al-Assad usó el ejército en un enfrentamiento en el que murieron alrededor de mil personas. Es aquí donde comenzó la guerra civil en el país.
En lo que respecta a las facciones religiosas en Siria, el país está compuesto por chiíes y suníes en su mayoría. Nos centramos en los suníes, ya que son la mayor parte de la población. Éstos, que forman parte del conjunto islamista, se dividen en dos bandos. Por una parte el grupo de islamistas radicales y por el otro, el de los no radicales. Entre los islamistas radicales se encuentra el ISIS: un grupo originado por Al Qaeda.
Técnicamente, el grupo se organiza como un Estado no reconocido, ya que controla varias ciudades como Mosul, Faluya o Al Raqqa, siendo ésta última considerada su capital. El actual líder, Bakr al-Baghdadi, cortó los lazos con Al Qaeda y declaró, en 2014, la independencia de su grupo y su soberanía sobre Irak y Siria, autoproclamándose califa con el nombre de Ibrahim. Con esta intención, el grupo fue renombrado como Estado Islámico.
El objetivo de este grupo es establecer un califato: un gobierno político-religioso donde el Corán, libro sagrado del Islam, sea respetado a rajatabla. París sería responsable de haber puesto fin al sueño del califato perdido, la comunidad de creyentes que quedó abolida cuando el imperio cayó definitivamente en 1924. El Estado Islámico juega con ese fantasma entre sus partidarios, defendiendo la emergencia de un nuevo Imperio Islámico que deje atrás las fronteras actuales, consideradas coloniales por el grupo terrorista.
Tiene sus orígenes en la corrupción, en la captura política, en la pobreza, en la violación de derechos humanos y en la desigualdad. El conflicto sirio es una lucha constante y compleja que se debe entender desde sus inicios.
Artículo de Koboonga , escrito bajo licencia Creative Commons