Como niño recuerdo claramente dos cosas, que teníamos las mismas cosas que cualquier otro trabajador y que mis padres hacían más horas que un reloj, se marchaban de casa a las siete de la mañana y volvían pasadas las diez y los sábados también tocaba dar el callo, y sin quejarse que sino tenían que ir el domingo a sudar la gota gorda. Y no, no se dedicaban al comercio, eran fabricantes de lámparas de forja.

Con el tiempo he podido ver que mis padres han pasado de todo, tiempos en que realmente entraba dinero y otras tantas que casi abocan a la familia a la quiebra y sólo el espíritu de ahorrar e invertir con cabeza impidieron que me tocara dormir al aire libre.

Ahora que yo me he liado la manta a la cabeza, no solo he recuperado esa memoria de mi infancia sino que además entiendo cada vez más las caras que traían mis padres a casa y me pillaban despierto. Emprender es un jodido circo de res pistas donde estás haciendo malabares con ambas manos, los pies y con la nariz haces girar un plato chino, una auténtica locura que pone a prueba la dureza mental del más pintado.

Muchos emocionados de la vida insisten que hay que emprender, ser tu mismo y crear tu marca personal. No se si tienen acciones de tranquimazín o de BAYER, pero la verdad es que o tienes financiación para evitar sufrir como un desesperado las tensiones de tesorería que van a aparecer, y créeme van a aparecer, o no tienes una red de contactos o comercial que pueda colocar tu producto, o tu cadena de producción está parada o sobresaturada, hay tantas variables que no es que los días se hagan largos es que se convierten en una especie de túnel del terror y no sabes de dónde te saldrá el siguiente susto.

Los proveedores no te toman en serio porque eres pequeño y abusan de su posición de poder, los bancos que te financian a cambio de que les entregues su primogénito y que te aprietan las tuercas tantos que casi sientes saltar los ojos de sus cuencas, clientes que usan cualquier excusa para dilatar el pago diciendo que como eres nuevo necesitas una prueba de ver si funcionas, y si eso, luego ya hablamos. Ciertamente, no es un trabajo apto para pacientes con cardiopatías.

Pero no todo es negativo, tiene su parte positiva pero mejor guárdala para motivarte cuando estés a punto de tirar la toalla, porque te aseguro que va a llegar ese momento. Esas razones que te han llevado a lanzarte y que te hicieron soñar con algo que has creado con tus manos, y por supuesto, la satisfacción de montar un proyecto que controlas -si, ese momento iluso lo tenemos todos-

Película[1]