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A pocos kilómetros del centro de Córdoba, está el conjunto arqueológico de Medina Azahara, la ciudad de la flor de Azahar. Se trata de los restos arqueológicos de la ciudad que mandó construir Abd al-Rahmán III, el primer califa cordobés.

Para llegar al conjunto arqueológico de Medina Azahara se puede ir en autobús desde Córdoba o en coche. Una vez allí, hay un centro de interpretación y un pequeño museo justo al lado del parking, donde está también la parada del autobús para subir a las ruinas. La entrada a todo el complejo es gratis pero hay que pagar el autobús.

Medina Azahara es la traducción al castellano del nombre árabe Madinat Al Zahra. Hay una historia muy romántica del origen de la ciudad que cuenta que el califa mandó construir esta ciudad como un capricho para su concubina preferida llamada Al-Zahara, de ahí el nombre de la ciudad, cuyo significado es la "ciudad de la flor de Azahar". No sé si esto será cierto o no, pero lo que sí se sabe es que su construcción comenzó a finales de 936 y fue la capital del Al-Andalus.

La ubicación de Medina Azahara no es una casualidad, estuvo cuidadosamente elegida. A 8 kilómetros de Córdoba, en dirección oeste, en una zona donde el borde montañoso de Sierra Morena se adentra en la llanura. Al estar situada en una ladera, la ciudad hubo de construirse de forma escalonada, situando el palacio en la zona más elevada, y haciendo que toda la ciudad destacara sobre el paisaje natural de la sierra.

La ciudad estuvo amurallada y tuvo una superficie total de 112 hectáreas. Solo se ha excavado un 10% de toda la superficie, casi todo perteneciente al palacio, así que todavía queda mucho por descubrir.

Cuando el Califato cayó bajo el poder de los cristianos, la ciudad fue saqueada y derruida, utilizándose muchos de sus materiales para otras edificaciones, quedando abandonada y enterrada durante siglos. El hallazgo de las ruinas de la ciudad de Medina Azahara, la ciudad de la flor de Azahar, no se produjo hasta finales del S. XIX.

Uno de los hallazgos más sorprendentes fue el sistema de canalización de agua que tenía la ciudad, que abastecía a las casas, estanques y demás estancias de la ciudad, así como el sistema de saneamiento de letrinas y cocinas. Todo muy avanzado para la época en la que se construyó Medina Azahara.

Otro de los hallazgos más importantes es el arte que ha quedado aquí. Al ser la ciudad saqueada y abandonada, la decoración no fue alterada por los cristianos, por lo que es un ejemplo "puro" del arte islámico, concretamente del hispanomusulmán, como los arcos bicolores que recuerdan mucho a los característicos arcos de la Mezquita de Córdoba.

Una de las estancias más espectaculares del conjunto arqueológico es el salón Rico del Palacio, pero nosotros no lo pudimos ver ya que estaba cerrado. Una pena. Lo que sí que hicimos fue pasear por las diferentes terrazas que formaban la ciudad, desde la más baja donde se encontraba la puerta de acceso desde la muralla hasta la más alta, donde se encuentra la entrada.

Una visita ideal para empezar nuestra ruta por Al Andalus e ir abriendo boca con Córdoba, antes si quiera de llegar. Y tú ¿te animarías a visitar Medina Azahara, la ciudad de la flor de azahar?