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30 dic
2022

Musk, Tesla y el mito de la atención

Enviado por sociedadinformacion . Etiquetas: Sin clasificar

Escrito por: Enrique Dans.

IMAGE: Modified from Bulu Patel - Pixabay

Las acciones de Tesla cotizan, tras la bajada del 10% del pasado martes seguida por una subida del 3.3% el miércoles, a un 68% de su máximo anual del tres de enero. Tan solo en diciembre, la caída ha sido de un 42%, lo que supone su peor mes, trimestre y año desde que la compañía comenzó a cotizar en bolsa en julio de 2010. Si consideramos simplemente la caída desde los 1,239,000 millones de dólares que reflejaban su valoración en enero hasta los 435,000 millones que vale ahora, en esa diferencia cabe la valoración de todo el resto del sector automoción tradicional.

¿Qué refleja la brutal caída del valor de Tesla? En primer lugar, evidentemente, la decisión de su figura más visible, Elon Musk, de vender importantes cantidades de sus acciones para hacerse con liquidez suficiente para financiar, fundamentalmente, la adquisición de Twitter por 43,000 millones de dólares. La cronología de noticias no deja lugar a dudas: desde que en noviembre de 2021 preguntó en una encuesta en Twitter si debería deshacerse de un 10% de sus acciones en Tesla, la secuencia ha sido de cinco mil millones en ese mismo mes, $687 millones más unos días más tarde, mil millones más en diciembre de 2021, $8,500 millones en abril de 2022, $6,880 millones más en agosto, cuatro mil millones más en noviembre, y $3,600 millones más el pasado 15 de diciembre. En total, más de cuarenta mil millones de dólares en acciones, lo que supone una dilución muy importante del valor de las acciones de la compañía.

En el camino ha ejercitado también algunas de las opciones que tenía y ha hablado de la posibilidad de recomprar acciones más adelante, pero indudablemente, esa cantidad de acciones de una compañía puestas en el mercado suponen una distorsión significativa de su precio. Básicamente, si incluimos desde su primera encuesta hablando de vender acciones por razones fiscales hasta la última venta de hace pocos días presuntamente para financiar sus aventuras en Twitter, Musk ha estado utilizando Tesla como un auténtico cajero automático a una escala inimaginable para prácticamente cualquier mortal, a pesar de haber anunciado en abril que dejaría de hacerlo y de volverlo a anunciar ahora en diciembre.

La pregunta relevante, en cualquier caso, es: y más allá de las decisiones de Musk de deshacerse de grandes cantidades de acciones de Tesla, ¿ocurre algo en la compañía que justifique una caída tan significativa de su valor? Las explicaciones que da el propio Musk son básicamente macroeconómicas: si el interés que da el dinero libre de riesgo depositado en una cuenta se aproxima al que dan las inversiones en acciones, las personas prefieren la primera opción. Pero obviamente, hay algo más que eso: desde los descuentos ofrecidos en algunos mercados para acelerar las ventas de vehículos, fácilmente absorbidos por el elevado margen que posee la compañía, hasta la razón que argumentan algunos inversores de la compañía: la ausencia de un CEO como tal, distraído como está en otras aventuras.

La dialéctica de que Musk no presta ahora suficiente atención a Tesla parece estar imponiéndose en muchos artículos, con algunas figuras reclamando al Consejo de la compañía que busque un nuevo CEO para continuar la labor. Pero, en realidad… ¿cuánta atención precisa una compañía como Tesla por parte de su CEO? El estilo directivo de Musk es, según sus muchos biógrafos y estudiosos, enormemente activo e implicado cuando la compañía está definiendo su cultura: son bien conocidas leyendas como la de un Musk pasando larguísimas horas en instalaciones de la compañía o incluso durmiendo en ellas, o tomando decisiones a niveles operativos muy bajos y que estarían fuera del alcance del CEO tal y como lo entendemos. Pero, ¿qué ocurre cuando la compañía, tras haber madurado su cultura y haberse convertido en un líder de mercado, tiene sus mecanismos bien engrasados y se mueve viento en popa y a toda vela?

IMAGE: Tesla latest key metrics

Los gráficos no engañan: la narrativa de una Tesla inestable, en pérdidas o con dificultades económicas hace mucho, mucho tiempo que quedó atrás. La Tesla de hoy es una compañía saneada y con unos números envidiables tanto en vehículos vendidos, como en flujos de caja y en beneficios, con una ejecución de la estrategia perfectamente coherente. La compañía controla el 65% del mercado de vehículos eléctricos en los Estados Unidos, con otros mercados en fuerte crecimiento y posiciones de fuerte liderazgo en todos ellos, y roba consistentemente cuota de mercado a otras marcas. Cientos de miles de usuarios en todo el mundo están adquiriendo vehículos Tesla y entregando a cambio sus vehículos de gasoil y gasolina, en una tendencia que sigue acelerándose. La empresa no solo es rentable, sino que parece haber entrado en una endiablada dinámica de construcción de fábricas en la que cada una se construye mejor y más rápido que la anterior y pasa a ser automáticamente más productiva, en lo que supone la aplicación de la obsesión de Musk por las economías de escala. Tesla está, simplemente, a otro nivel, y los fabricantes tradicionales, enormemente rezagados, aún no han entendido cómo.

¿Está realmente la compañía resintiéndose por una supuesta ausencia de Elon Musk? ¿Qué tendría que estar haciendo, según esos genios de la estrategia? ¿Pasearse por las fábricas estrechando la mano de los operarios? El cerebro de Musk, simplemente, no funciona así: cuando el niño anda solo y anda bien, la necesidad de atención que precisa es muy inferior. Tesla, en realidad, nunca tuvo la atención exclusiva de Musk, que desde su salida de PayPal ha sido el fundador y CEO de nada menos que una compañía aeroespacial, SpaceX. Eso es, literalmente, lo que los angloparlantes llaman rocket science, ciencia de cohetes, una frase que se usa para simbolizar tareas verdaderamente difíciles o que requieren un importantísimo nivel de preparación.

¿Qué dice Musk a sus empleados? Simplemente, que no se preocupen por los vaivenes del mercado y que sigan trabajando como trabajaban. Cuando muchos de ellos tienen importantes paquetes de opciones sobre acciones y la caída de estas puede hacer que no estén en condiciones de ejercitarlas, el consejo puede que no sea el más adecuado («sí, no me preocupo… pero deja de vender, porque me estás impidiendo hacerme rico a mí»), pero lo que refleja es claro: la compañía está funcionando muy bien, y la caída en el valor de su acción no se debe a que tenga problemas, sino que es una cuestión coyuntural debida a otros factores, que el mercado terminará poniendo en su sitio.

Si Elon Musk era perfectamente capaz de dirigir SpaceX y Tesla – y enfatizo «perfectamente», porque no se limitó a dirigirlas, sino que las llevó a resultados a todas luces impresionantes – además de algunas otras compañías que no han madurado aún o en las que no ha tenido éxito (lo cual supone un ratio como emprendedor, en cualquier caso, de como mínimo notable alto), ¿a qué viene esta obsesión con que ahora Tesla no recibe suficiente atención? ¿Es que la compañía está tomando malas decisiones, acaso? ¿Perdiendo excelencia operativa, quizás? ¿Sufriendo por la competencia de otras? No, no es así: al margen de lo que diga el mercado debido a las abundantes ventas de acciones de su fundador, la compañía va literalmente como un tiro, a pesar de las infinitas mentiras que se han dicho sobre ella. Lo cual, además, es una buena noticia para todos.

Musk hará con Twitter lo que quiera hacer, que para eso se la ha comprado, y nos gustará más o menos. Pero el hecho de que lo haga no va a poner en peligro a una Tesla que sigue yendo fantásticamente bien, estando muy bien gestionada y ejecutando su estrategia de manera magistral. Tesla ha cambiado radicalmente la industria de la automoción y va a seguir haciéndolo durante mucho tiempo, con atención de Musk o sin ella. A lo mejor, es el momento de ser pragmáticos y de interpretar los resultados por lo que realmente son.



Artículo de Enrique Dans .

Publicado con licencia Creative Commons 3.0 España


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