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Hemos dejado atrás un año muy intenso. Los atentados de París, el acuerdo alcanzado sobre el Cambio Climático en la capital francesa o la incertidumbre institucional que sacude a España, provocada por la sucesión de escándalos y los resultados de las recientes elecciones generales, convirtieron el año 2015 en un tiempo diferente que ha desembocado en un 2016 distinto, una etapa que abre nuevas preguntas y que, por lo tanto, exige nuevas respuestas.

Sin embargo, no es menos cierto que mientras en la alta política intentan desbloquear la situación de ingobernabilidad, a pie de calle los ciudadanos viven una agenda que apenas ha cambiado, que tiene en la necesidad de encontrar empleo y de reencontrarse con nuevas oportunidades su principal argumento.

El nuevo año enfila ya la cuesta de enero, suavizada por los eslóganes de las rebajas. Las fotos imaginarias de las fiestas navideñas empiezan a formar parte de nuestro particular archivo mental. El último hito de las mismas, el día de Reyes, nos deja en nuestras retinas la inocencia, la ternura, la espontaneidad, la alegría y el gozo de los niños al abrir los paquetes con los regalos. La magia que se crea en torno a los Reyes Magos hace que cualquier detalle colme de felicidad la inocencia infantil.

Hace unos días escuche una entrevista radiofónica a José Luís Perales, recordando que de pequeño los Reyes le trajeron, como balón de fútbol, la vejiga de un cochino. La anécdota, que a muchos recuperará un tiempo pasado, me hizo recordar que también en nuestros pueblos, en el campo, nuestro primer balón era la vejiga inflada del cochino; eso sí, al primer punterazo a llorar porque el supuesto balón no resistía. A la vista está, la Navidad resucita imágenes y sensaciones pasadas que, sin embargo, no podemos ni queremos olvidar. Postales que no tienen espacio en la actualidad del día a día, pero sí en el día a día de la gente de a pie.

De alguna forma, estas semanas se viven dos realidades en una. De una parte, postales como las que he comentado. De otra, los problemas de muchas familias agobiadas por la precariedad en el trabajo o el desamparo absoluto, mientras en los informativos se habla de incertidumbre y preocupación por la situación política.

En definitiva, hemos cambiado de año pero los problemas siguen siendo los mismos.

El tiempo no se detiene y tenemos que aprovecharlo al máximo para intentar conseguir los retos que cada uno nos hemos trazado en lo personal, familiar o profesional.

En las radios, las televisiones y la prensa todo gira en torno a la situación política en Cataluña, en si hay acuerdo de Gobierno en España o nuevas elecciones, en el frenazo en la economía de China o la supuesta bomba H de Corea del Norte. Desde luego, en poco, más bien en nada, concuerdan la opinión publicada con el mundo de fantasía infantil o los retos que cada uno nos hemos fijado para el recién estrenado año.

Por:  Paulino Rivero

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