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20 oct
2018

Un paseo por la extrema derecha

Enviado por politica . Etiquetas: Sin clasificar

Escrito por: Pablo Otero
Si la etiqueta "extrema derecha" en el contexto europeo del que España es pieza clave y esencial se caracteriza en nuestros días por el rechazo a la inmigración, el rechazo al multilateralismo (en concreto la integración europea pero también a acuerdos de libre tránsito y libre comercio con otros países), el nacionalismo y la estética nacionalista entre otros no llama la atención que no exista en España un movimiento relevante de extrema derecha salvo cuando concretamos en algunas regiones que sí cuentan con movimientos políticos organizados sostenidos en el tiempo y con amplio apoyo popular.

Extrema derecha.
Que la extrema derecha exista a nivel regional pero no a nivel nacional tiene una explicación muy sencilla: si el núcleo de un movimiento de extrema derecha es al fin y al cabo la totalización, sistematización y homogeneización ("holización" creo que dirían en la Escuela de Filosofía de Oviedo) del "pueblo elegido" (un subconjunto arbitrario de la población al que se le atribuyen características aleatorias que por tradición inventada se conciben como mágicas en una suerte de "fetichismo con personas") en España no se puede dar pero en una región española sí por varios motivos:
  • Casi cuarenta años de dictadura franquista que sustrae los símbolos de la identidad nacional construida desde siglos antes (bandera e himno son del siglo XVIII, la Guardia Civil es de mediados del XIX, la tauromaquia aparece con la civilización minoica, etc). Quien está en contra de la dictadura debe rechazar estos símbolos (recordemos el célebre caso del político que quería destruir un escudo de los Reyes Católicos por ser "franquista"). Tras la Transición Democrática el empleo de símbolos nacionales se relaciona con la "ideología franquista", esto no sucede con símbolos regionales ya tengan estos su origen en época anterior a la dictadura de Franco o en la hiperbórea y ancestral época de la década de 1980 que es cuando se redactan los Estatutos de Autonomía. Estatutos de Autonomía que se presentan como "constituciones nacionales" y no como leyes orgánicas que aprueba el Congreso de los Diputados (esto lo digo porque todo suma).
  • Esta debilidad de los símbolos nacionales se compensa con el fortalecimiento de los símbolos regionales. La única forma que tenemos en la Edad Contemporánea de que una persona pague servicios que recibe otra es convenciendo a las dos de que están en el mismo equipo y esto a nivel de impuestos y servicios públicos se hace con la idea de "país". A falta de la idea nacional se emplea por tanto la idea regional a la que se sublima a la categoría de "nacional".
  • La propia configuración político-administrativa del estado hace que sean las regiones las proveedoras de los servicios cotidianos a los que accede el público (escuelas, consultorios, marquesinas de bus). Por tanto en la vida diaria no existe una presencia del estado sino una presencia de la región, de la región sublimada ya en nación. A este problema político se le suma la nula intercomunicación entre regiones: el ciudadano regional sabe que hay un estado que le cobra impuestos y gasta en tanques pero no que hay otras personas que tienen exactamente sus mismas inquietudes en otra región y que la provisión de servicios es posible porque todas forman parte de un todo (curiosamente esto fue algo esencial en la construcción nacional decimonónica: cosas como el servicio militar eran los únicos instrumentos para que el campesino ampliara su reducida idea del mundo).
Indirectamente, más allá de los motivos de que la extrema derecha prospere a nivel regional pero no a nivel nacional, está el asunto de la oferta política. Las ideas políticas y los temas de debate no son nubes de colores flotando en un éter metafísico esperando a que partidos o asociaciones los capten y usen para sus fines. Suele ser al revés: gente con ideas similares se organizan para promover su debate. Pues bien, en España la oferta de extrema derecha (a nivel nacional, insisto) es escasa o nula. Es decir, no hay gente suficiente en aptitud ni actitud capaz de organizar de forma práctica a la extrema derecha; lo que queda son residuos nostálgicos del franquismo, clubs monotemáticos de jubilados, grupos de adolescentes que igual están en la extrema derecha como podían estar jugando a Dragones y Mazmorras, etc. La incapacidad de orden práctico, la interiorización de una pose antisistema, las ideas sectarias o conspiracionistas ("nos censuran", "el sistema es corrupto", "las elecciones están amañadas", "en realidad nos gobiernan los bancos/illuminati/Soros/el butanero"), todo ello impide que cualquier secta de extrema derecha rebase una capacidad numérica más allá de la cantidad de personas que el líder o los líderes pueden controlar personalmente.

Del Real Instituto Elcano.
Todo esto es conocido pero hay una cosa que no suelo encontrar en los estudios políticos que tratan este tema o bien es algo en lo que no hacen suficiente hincapié: la extrema derecha suele ser tonta. Ojo, no lo digo por las ideas que defienden sino por su actitud general, su forma de expresarse, su descripción de la realidad y las continuas excusas y quejas que forman el 99% de su corpus doctrinal (vamos, que no es un corpus doctrinal).

El otro día me di un paseo por la extrema derecha, algo que se parece mucho a darse un paseo por los foros de gente que se disfraza de peluches. En tertulias infinitas dedicaban muchos minutos a quejarse de un presentador de televisión que había empleado unas palabras soeces para hablar de la Hispanidad (la extrema izquierda tampoco es muy lista pero no es el tema de hoy). Luego estaban los asuntos veleta: asuntos en los que al carecer de doctrina no saben muy bien qué opinar. Es el caso de Israel: por un lado bien porque se cargan a terroristas moros pero por el otro son judíos y "ya se sabe".

Luego están las cosas que consideran muy serias e importantes y que a mí me dan igual y que porque ellos piensan que a mí no me importan ya me califican de antiespañol (trasládese esto exactamente al separatismo y entra como un calcetín).

—Este baile de mierda que nos acabamos de inventar tiene mil años, es celta y lo vas a pagar tú.
—Oiga, déjeme en paz.

De aquí se deriva su incalificable amor a España. Dicen defender a España pero suelen caer en aspectos negrolegendarios o en cantinelas clásicas del tipo "es que este país ya se sabe", "esto no pasa en ningún otro país del mundo", "es el país con más gilipollas del mundo". Igual es cosa mía pero llenársete la boca de patriotismo y luego insultar a tus compatriotas es un poco raro a no ser que tu patriotismo sea un fetiche sexual o una excusa para aliviar la tensión.

En parte de la extrema derecha hay una insistencia enfermiza en el franquismo. Bien me parece hablar de historia y debatir pero la nostalgia constante no crea futuro. Y es que no usan la historia para aprender sino para regodearse. No puedes ver la Guerra del 36 como una gran victoria de la cristiandad frente al bolchevismo internacional sin tener presente el coste en vidas humanas (en su mayoría españoles). Si luego a esto añades que hay que ocupar militarmente una zona de España yo inmediatamente pienso que el antiespañol eres tú.

Esto último es de un señor mayor al que otros señores mayores llaman "mi general". Y no me vais a tirar de la lengua porque no me toques las palmas que me conozco porque etcétera.

Otra parte de la extrema derecha está de acuerdo en todo con los nostálgicos pero no centra su atención en el pasado. Son más tech-savvy (un anglicismo que empleo sólo para molestar) y tienen una idea del mundo que por más actual desborda nuestras fronteras. Están con el rollito del identitarismo frente al globalismo que es un eufemismo para hablar del judaísmo internacional y son sin duda los más numerosos pero peor organizados. Hijos de su tiempo, actúan como células aisladas cuyos hilos se unen en algunos referentes online de los que repiten mensajes, en esto no están muy lejos de los aficionados a disfrazarse de peluches. Se identifican con una banal estética que consideran tradicional y como todo aficionado a los peluches si les hablas de peluches te vienen en tromba a hablarte durante horas de peluches.

El furzi es la sublimación de siglos de pensamiento político.
Si tengo que identificar la relación o contacto entre los dos grupos podría señalar:
  • El rechazo a las formas representativas de gobierno excepto cuando les beneficia.
  • Autoritarismo basado en la sospecha de la autoridad actual. Conspiracionismo.
  • Confusión entre fortaleza y autoridad (esto es algo muy ruso).
  • Idealización del pasado, pesimismo sobre el futuro. Tendencia al milenarismo.
  • No saber matemáticas: sobre todo cuando se trata de estadística sus conclusiones no son falsables pues elevan el número de conclusiones al número de observaciones. Nunca se equivocan.
  • Una idea débil del estado. Les preguntas sobre la limpieza de sentinas en zonas de costa protegidas y su respuesta varía según la fase lunar. En esto son iguales a sus homólogos de la extrema izquierda.
El roce entre la extrema derecha nacional y la regional

Un pequeño tema que surge a veces charlando con esta gente es su queja de que los equipare a sus primos separatistas. Me dicen que el objetivo separatista es crear otro país para meterlo en la UE y desde ahí hacer lo que le dicte el judaísmo internacional (el Ibex35, los mercados financieros, etc) y ellos no están de acuerdo con eso.

Aquí hay otro tema (y es otro debate diferente) sobre intención y resultado. Ellos dicen que el resultado que se busca es diferente pero desde mi punto de vista la intención es la misma. ¿Cómo clasificamos: por intención o por resultado? Ellos dicen que los separatistas están a favor de la inmigración y yo veo que los separatistas rechazan a quienes no comparten los rasgos mágicos del "pueblo elegido". Básicamente los separatistas quieren a un tipo de Pakistán pero no de Lérida que no comulgue con ellos.

Para la extrema derecha eso no contribuye a la formación del etnoestado pero desde mi punto de vista eso da igual ya que yo no manejo una clasificación humana más allá de la nacionalidad (otra forma de señalar el "universo de leyes"). Por lo tanto, desde mi punto de vista liberal, cualquier clasificación arbitraria de la gente más allá de quién emite su DNI o pasaporte ya es algo que rechazo y que pasa a formar parte de un bloque que no es el mío. A ese bloque, con las características descritas anteriormente, le llamo extrema derecha.

Adenda

Una diferencia esencial que anoto es la que tienen con la extrema izquierda: pesimismo del pasado, optimismo del futuro. En casi todo lo demás, excepto en la estética, las posiciones son intercambiables.

Ah, la estética. Me pregunto si algún griego de hace 25 siglos habló de ella.



Artículo escrito en el blog Vigilia pretium libertatis , bajo licencia Creative Commons 3.0.

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