El regreso del autoritarismo |
Escrito por Tecnología | |||
26.04.2018 | |||
Escrito por: Blog Vigilia pretium libertatis
No es casualidad que con el retorno del autoritarismo vengan de la mano teorías que en la útima época de moda autoritaria estaban en boga (hasta 1945). Todo el "aparato intelectual" que hoy causa furor a grupos muy diferentes de personas (y por razones distintas. Estoy pensando en los reaccionarios relativistas hoy presentes en la extrema izquierda y en los reaccionarios de la tradición inventada presentes en la extrema derecha. Recuérdese que izquierda y derecha no los trato como categorías políticas sino estéticas o sociológicas) y que fue superado durante la segunda mitad del siglo XX vuelve en nuestra década y podemos tratar de explicar por qué.
Tenemos causas de caracter económico: la mejora de las condiciones de vida y de las perspectivas de futuro de toda la población mundial no se produce a la misma velocidad. Quien pasa de tener de diez a veinticinco patatas ve cómo su situación no mejora tanto como quien pasa de tener de cero a diez patatas. Que los pobres de los países ricos hayan mejorado su situación no les impide exponerse a discursos que les cuentan que otros han mejorado más y que por lo tanto eso significa que relativamente ellos han empeorado. Además de esto otra causa económica tiene que ver con la automatización: al final de esa elaborada mentira sobre los supuestos puestos de trabajo que "roban" los innmigrantes o la deslocalización empresarial se encontraban robots y algoritmos de eficiencia logística y energética. Los cambios provocados por la tecnología no esperaron a la más lenta capacidad de absorción de nuevos conocimientos por parte de la parte humana de la ecuación.
Tenemos causas psicológicas (a falta de un término mejor). Vivimos tiempos incomparablemente más seguros que en cualquier otro tiempo precedente. No solo seguros en cuanto a delincuencia (cosa que es fácil de escribir desde España, probablemente de los grandes países el más seguro de todos) sino también a conflictos bélicos y furia de la naturaleza. Sin embargo paradójicamente la percepción que tenemos de la inseguridad es notablemente mayor: nos informamos de cualquier catástrofe natural y de cualquier atentado terrorista en el momento en que sucede. El mundo es grande y siempre pasan cosas horribles. Sin tiempo para procesar la información nuestro cerebro toma atajos y saca conclusiones precipitadas (no tiene que ver con ser más o menos listo sino con mecanismos cerebrales que nos han funcionado durante miles de años). Pese a que ocurren menos cosas malas nos parece que ocurren más porque no recibimos información sólo de nuestra aldea sino de todo el planeta. Todos los días damos un respingo en el asiento. La continua exposición a lo malo produce dos efectos: alerta y acomodación a la alerta. Estos dos efectos provocarán a su vez situaciones de adaptación y equilibrio. A gente que no está completamente chiflada le parece normal que haya cámaras en la calle por nuestra seguridad. Es impresionante. ¿De qué aparato intelectual se trata? Para averiguarlo tenemos que separar el grano de la paja e identificar qué tienen en común los (aparentemente) distintos tipos de autoritarismo. En primer lugar si tratamos el autoritarismo en el contexto de las sociedades políticas organizadas en estados lo primero que encontramos es la postura antiliberal. ¿Qué caracteriza al antiliberalismo? La oposición al liberalismo o sea la oposición a la doctrina política que se basa en la libertad del individuo y la intervención limitada del estado en la vida social y económica de una sociedad política. Por un lado tenemos que el autoritario rechaza que la libertad individual sea la base de la sociedad política y por otro lado tenemos que este rechazo debe basarse en el uso no limitado de la acción del estado. Podemos decir que se trata de usar al estado como un instrumento ilimitado corrector de los errores del libre albedrío. Siempre por nuestro propio bien se trata de que otras personas tomen decisiones sobre nuestra vida y hacienda. No desarrollo este punto pues es de sobra conocido. Sí podría alertar sobre que no existe vacuna contra esta idea. Que dar por sentadas nuestras libertades es el primer paso para perderlas, etc. No es un lugar común decir que todos los días hay que reclamar nuestra libertad (una libertad política, que está ligada, por tanto, a que formamos parte de una sociedad organizada por leyes, no por impulsos emocionales, modas o costumbres). Vale, el autoritario es antiliberal (se define por oposición lo que ya nos aporta datos de lo blandengue que es ese pensamiento), no avanzamos mucho... Desde la invención del liberalismo siempre hubo antiliberales. El caso es que hoy parece que aspiran a tener tanto peso como en otros tiempos y esto es paradójico porque vivimos en una época en la que el liberalismo parece que ha triunfado: la apertura comercial internacional, la cantidad de países con sistemas representativos de gobierno, la pluralidad de las fuentes de información, la inclusión de minorías en el proceso legislativo, los diseños institucionales con equilibrios y contrapesos, etc. ¿Qué ideas acompañan en este momento al antiliberalismo? Todas las que intentan borrar al estado liberal, esto es, a la noción de que los miembros de la sociedad política somos ciudadanos. La erosión de la categoría política "ciudadano" se produce por varios medios según la forma de vestir, de hablar y del periódico que compre el autoritario (o sea, según sea de izquierdas o de derechas): tenemos principalmente la idea de equiparar la condición política de ciudadano a cualquier otra categoría no política: lugar de nacimiento, religión, color de la piel, gustos, sexo, formación, ingresos, etc. En otras palabras, el ataque a la condición política de ciudadano se produce usando el comodín de la identidad. Las consecuencias de esto las vemos en los grupos que pretenden igualar la condición de ciudadano a la religión que profesa el ciudadano o al lugar de nacimiento del ciudadano. Estas cosas nunca deben ser equiparables ya que entonces nos cargamos la nación (el conjunto de ciudadanos poseedor de la soberanía, la idea matricial del liberalismo). Para justificar esta equiparación de categorías política y no políticas yo personalmente detecto muchas veces que se acude al determinismo. Hay muchas clases distintas de determinismos (muchos contradictorios entre sí) pero algunos nos sonarán como por ejemplo el determinismo de clase (que tiene un origen marxista), el determinismo genético (sobre el que se justifica el racismo), el determinismo geográfico (sobre el que se justificaba la esclavitud en el XIX y luego la colonización), etc. Muchos de estos determinismos aparecen en el XIX y se usaban contra el liberalismo de aquel siglo. Se trata de un aparato intelectual para el que las respuestas ya están escritas. Quizá por eso tengo la mosca detrás de la oreja: si todo esto ya pasó, una de dos: o bien se me escapa algo o bien alguien no está haciendo su trabajo. Ojalá sea lo primero porque si es lo segundo preguntaré por qué y dudo que me fuera a gustar la respuesta. Más:
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