La democracia iliberal, el autoritarismo competitivo y los nombres de las cosas |
Escrito por Tecnología | |||||
26.04.2018 | |||||
Escrito por: Blog Vigilia pretium libertatis
Hace mucho tiempo describí características de lo que llamaba "neodictadura", una suerte de régimen político híbrido más inclinado hacia el autoritarismo que a los sistemas de democracia capitalista que disfrutamos en el mundo libre. De un tiempo a esta parte la guerra de información, el consciente retroceso en libertades públicas que incluso saludamos en los países libres y la ligereza con la que se aplican principios democráticos sin cortapisas (la siempre terrorífica oclocracia, horrorosa excusa democrática para implantar la tiranía, "democracia es votar", etc.) hace que requiramos nuevas categorías más concretas. Poner nombres a las cosas facilita el discurso y la ubicación en el mundo.
Hoy sin embargo hay un conjunto de modelos alternativos a la democracia que salen, surgen, nacen de la propia democracia, de su implantación sin garantías o de su abuso. La democracia como "excusa". Por eso es importante insistir en que lo principal en las democracias no es el momento tecnológico de la democracia (por seguir el concepto del materialismo filosófico, capítulo V de El fundamentalismo democrático de Gustavo Bueno). A quien lleva la pegatina de demócrata pegada en la frente le sonará paradójico escuchar que lo importante en una democracia no es votar sin embargo desde hace mucho tiempo dentro del liberalismo es algo que tenemos bastante claro. Si vamos a una isla desierta cien personas y por alguna razón constituimos un sistema democrático de gobierno, lo de votar puede que sea la cuarta o quinta cosa en la lista. Lo primero es reducir el poder del Estado, limitar su acción. Lograr que no importe demasiado quién gobierna para que así cuando salga un mal gobernante no te haga mucho daño. Yo saludo la desconfianza en cualquier gobierno.
Apuntaré mejor el rifle discursivo al añadir que el problema que enfrentan en Europa oriental y Asia central es el mismo que vivimos en Europa occidental. No importa cuán joven o longeva sea una democracia (nuevos problemas convierten a las democracias más antiguas en sistemas políticos dramáticamente jóvenes: privacidad, inmigración, longevidad, etc): la democracia sin cortapisas al poder degenera. Sin un buen diseño institucional que divida el poder, que lo limite, que introduzca garantías para las minorías, que cuente con agentes independientes, etc, tu secular sistema parlamentario puede desembocar en algo con aspecto de democracia y personalidad de régimen autoritario. Esta intuición de degeneración autoritaria para la que no está nadie vacunado es lo que nos debe preocupar. Y nos debe preocupar no por ser la democracia una cosa sagrada sino porque lo que llamamos régimen de libertades o democracia es lo que mejores resultados educativos, sanitarios y de seguridad ha logrado en la Historia. La democracia es práctica no para ningún grupo o individuo en particular (como podrían criticarme los enemigos del utilitarismo) sino para todo el mundo, sin distinción. Como las vacunas. (Sí, soy consciente de que todo esto abre múltiples líneas de debate e interesantísimos aportes sobre cosas que me dejo en el tintero o incorrecciones semánticas... el caso es que también soy consciente de que los filósofos constantinopolitanos tenían debates interesantísimos mientras el turco apuntaba gigantescos cañones contra sus murallas). El aspecto democrático mezclado con comportamiento autoritario es muy peligroso porque no se ve venir y es incremental. Siempre que puedo recuerdo una imagen: lo primero que hicieron los nazis no fue desfilar con banderas por las calles sino donar mantas a las viúdas. En nuestro tiempo a nuestra inercia (¡menos libertad a cambio de más seguridad!) hay que añadir el interés explícito de estados hostiles para subvertir mediante atentados terroristas o mediante la guerra propagandística nuestro orden político. Siendo en conjunto un reto con múltiples frentes creo que es necesario empezar a responder en todos esos frentes. Yo aquí empezaría —sin ironía— por Roures. Artículo escrito en el blog Vigilia pretium libertatis , bajo licencia Creative Commons 3.0. |