La música del Cercano Oriente y del Magreb constituye la fuente de la que bebieron los artistas andalusíes durante siglos. Inagotables melodías, ritmos sensuales e improvisación se conjugan en un saber artístico altamente estimado en las cortes de califas y sultanes. Frente a la voz desnuda de la salmodia del almuédano que recuerda esas frágiles miniaturas en las que el artista, en la intimidad, dibuja con tenacidad y la delicadeza toda una paleta de colores, formas, paisajes y contornos que nos revelan miles de secretos, las voces de los cantores nos transmiten la belleza de los poemas...