Estamos en la ciudad de Los Ángeles, el día que se celebra la ceremonia de los Premios de la Academia, los Oscar; concretamente, en un modesto motel a las afueras de la ciudad, en la habitación que servirá de escenario único, y donde a través de una cristalera se ve, a lo lejos, el gigantesco cartel de Hollywood. Aquí llegan Óscar Manzano, un joven director cuyo cortometraje ha sido nominado a los premios, acompañado, ni siquiera él sabe muy bien por qué, por el ministro de Cultura Guillermo Barrientos, y la ministra de Hacienda Irene Navarro. Entre continuos rifirrafes de los dos p...