26 oct
2015
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Menos tecnolatría y más visión global en la Industria 4.0Enviado por empresa . Etiquetas: tecnología, internet, empresa, economía |
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Hace ya unos meses escribí sobre los problemas que puede afrontar la industria 4.0. Fue a cuenta de lo que se indicaba en el informe final de un grupo de trabajo sobre industria 4.0 que había estado trabajando en Alemania y que recogía datos de una encuesta realizada en enero de 2013 entre 278 empresas industriales. Pasa el tiempo y el gráfico que aportaba con los grandes desafíos, tomado de ese informe, me parece cada vez más relevante. En concreto, me quiero volver a referir a los cambios en la organización y en los sistemas de gestión a los que aboca la industria 4.0.
No, no estamos hablando de adaptar, de ajustar, de afinar. Estamos hablando de un giro copernicano en la gestión. Y además, para complicarlo todo, echo en falta una decidida visión global -planetaria- más allá de lo que las tecnologías pueden revolucionar lo empresarial. Hoy todo está interconectado. Y no sirve conseguir una mejora espectacular en la eficiencia que aportan ciertos procesos si no tenemos en cuenta el óptimo global. Vamos, Goldratt en estado puro: podemos generar unos espectaculares cuellos de botella en otras partes del sistema. O, quizá sea mejor decir, el colapso del sistema global.
Se echa en falta la aportación que la industria 4.0 debe realizar en la disminución de la energía a consumir o cómo va a afrontar el desafío de hacer realidad la economía circular y volver a incorporar como insumos lo que en otro punto de la cadena de valor pueden ser desechos. Una industria 4.0 que no contemple la globalidad sistémica y no se cuestione cómo va a modificar los estándares del capitalismo global -crecimiento, obsolescencia programada e hiperconsumo- es pan para hoy y hambre para mañana.
Continúa la aceleración del tiempo y el paradigma de más y más. Pero todo ello ocurre en un planeta que maneja unos tempos que son los que son. La tecnolatría que se deduce de intentar domesticar la naturaleza y someterla al teórico dictado de la tecnociencia pone los pelos de punta. Un asunto son las tecnologías y otra la forma en que los seres humanos las incorporamos en nuestras vidas y en nuestros constructos sociales. Es imposible una relación lineal entre el prometido progreso tecnológico y la realidad del progreso social. ¿Conduce toda esta oferta de soluciones tecnológicas a un atasco social? ¿Dónde queda la mejora de las condiciones de vida de la ciudadanía de a pie?, ¿dónde la generación de mejores puestos de trabajo? ¿No estamos generando más y más brecha digital y tecnológica?
No creo que esa cuarta revolución industrial se pueda permitir el lujo de no dialogar con la economía colaborativa (la de verdad), con la economía social, con las propuestas que proceden de la economía del bien común, con los modelos de B-Enterprise o con la economía solidaria. Si no lo hace estará sembrando tempestades. Ojo con la adoración al dios de la tecnología. Un poco más de mirada amplia y de sentido (auto)crítico, ¿no?
Escrito por julen , bajo licencia Creative Commons Reconocimiento-CompartirIgual 3.0 España (CC BY-SA 3.0 ES)
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