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Un interesante estudio de Project Drawdown revela que muchos bancos dedican el dinero que sus clientes mantienen en sus cuentas a proporcionar financiación a la industria de los combustibles fósiles, y que esto genera una huella de carbono que podría evitarse simplemente exigiendo a tu banco que no financie a la industria que provoca la emergencia climática – o, en caso de no ofrecerte información o soluciones, cambiándote de banco.

Los ciudadanos deberíamos calcular no solo la huella de carbono derivada de nuestro consumo, sino también la generada por nuestro dinero cuando es utilizado para financiar las necesidades de inversión o de capital circulante de esas industrias: exigir a nuestros bancos transparencia en la gestión de nuestro propio dinero es algo que deberíamos considerar de puro sentido común, sobre todo si además intuimos que ese dinero se está empleando para actividades que contribuyen a perjudicarnos haciendo crecer el impacto de la emergencia climática, que termina reflejándose en catástrofes medioambientales más frecuentes que provocan fuertes impactos en nuestro patrimonio o en nuestras vidas.

Según el estudio, los bancos que más habitualmente financian a la industria de los combustibles fósiles suelen ser los de mayor tamaño, más que los de ámbito local. Pero en un momento como este, tras una COP28 profundamente hipócrita celebrada en un petroestado y en cuya declaración final no hubo ninguna referencia mínimamente seria al fin de los combustibles fósiles, los ciudadanos deberíamos hacer presión para que los bancos en los que depositamos nuestro dinero no lo utilizasen para proveer financiación a quienes desarrollan esas actividades. Reducir la financiación a la industria del petróleo sería, junto con la reducción de los indecentes subsidios gubernamentales, una de las formas más eficientes de reducir la producción de combustibles fósiles y de hacer que se dieran cuenta de la necesidad de cambiar. Los bancos, habitualmente, proporcionan más financiación a esa nociva industria que la que dedican a energías sostenibles o alternativas.

Es cada vez más importante que la presión llegue a la industria de los combustibles fósiles por todos los frentes posibles, incluyendo por supuesto el financiero: en la medida de lo posible, debemos convertir a la industria de los combustibles fósiles en auténticos parias a los que nadie quiera acercarse. No pienses que solo influyen las decisiones de los billonarios y de los magnates con mucho dinero: cualquier cantidad depositada en una cuenta es importante, y como cliente, mereces que tu banco te informe sobre el destino de su capital circulante y sobre las compañías a las que financian. Si los bancos ven un riesgo real de perder depósitos debido a que proporcionan financiación a la industria de los combustibles fósiles, podrían replantearse esas inversiones, y reducir así la capacidad de esa industria para seguir incrementando su producción.

He visto grandes cambios empezar por cosas mucho más pequeñas.

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