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Después de visitar Shanghai y decir adiós a una de las ciudades que más me gustó de nuestro recorrido de 17 días por China, toca ir a la última etapa de nuestro viaje. Hong Kong, donde pasaremos los últimos días antes de regresar a Bilbao.

Hong Kong

Como viene siendo habitual en este viaje, el transporte en avión es un poco tortura. Entre el control de explosivos antes de entrar en el aeropuerto, el control de pasaportes donde hay que rellenar papeles (y eso que se necesita visado para entrar) y el control de equipajes, pues se hace bastante pesado. Además, como Hong Kong es una región administrativa especial, no es como el resto de China, hay que rellenar otro papel que te lo sellan al llegar a Hong Kong y que hay que presentar al salir. No lo puedes perder porque se puede complicar tu salida de China ¡Menudo estrés!. Lo bueno es que en este vuelo no hubo retrasos y en 2 horas llegamos desde Shanghai a Hong Kong.
El aeropuerto de Hong Kong está situado en una de las islas de Hong Kong, bastante cerca del centro de la ciudad, siempre teniendo en cuenta las distancias de China. Nosotros tardamos como 50 minutos en coche y no había mucho tráfico.

Vista aerea de hong Kong

VISITANDO TSIM SHA TSUI

Una vez hecho el Check in en el hotel, bajamos enseguida a patear Hong Kong y reconozco que la primera impresión de la ciudad no fue tan buena como esperaba. Estábamos alojado en la Kowloon, así que fue lo primero que visitamos.
La península de Kowloon es la zona más poblada de Hong kong, con 43.00 habitantes por Km2 y por eso es una de las zonas más caóticas de la ciudad. Tsim Sha Tsui es la parte que está más al sur y una de las zonas más turísticas de Hong Kong. Nuestra primera toma de contacto con Hong Kong fue bajar por una de las calles más importantes de Tsim Sha Tsui, Nathan Road, y era todo muy caótico. Mucha gente, mucho neón y tiendas bastante destartaladas. Después de conocer la ciudad entera, mi opinión ha cambiado, pero esa primera sensación nos dejó un poco desilusionados.

Nathan Road en Hong Kong

Para salir un poco de este barullo, nos metimos al Kowloon Park por el acceso que tiene desde Nathan Road. Es un parque bastante grande y uno de los pulmones de Hong Kong. Antiguamente aquí estaban situados los barracones de los soldados británicos que se encargaban de la seguridad de la colonia, ya que Hong Kong fue una antigua colonia británica. En el interior hay un pequeño laberinto de setos, jardines chinos, un aviario y un lago lleno de flamencos. Un lugar ideal para escapar del ajetreo de Hong Kong.

Kowloon Park en Hong Kong

Después de dar un paseo por el Kowloon Park bajamos hacia el sur hasta la bahía de Victoria, donde fuimos hasta el ferry, que une Kowloon con la isla de Hong Kong, para ver como funciona. En esta zona vimos la clock Tower, una antigua torre con un reloj, que es lo único que queda de la antigua estación de tren de Kowloon. Se terminó de construir en 1915 y tiene, nada más y nada menos, que 44 metros de altura.

Clock Tower en Hong Kong

Pero sin duda, lo más bonito que hay en esta zona es el Skyline de Hong Kong, con sus altos edificios modernos de la isla de Hong Kong. El edificio que se ve en la siguiente foto con la aguja es el Central Plaza, con 374 metros de altura y 78 plantas. Como curiosidad, su forma es triangular para poder tener unas vistas de la bahía Victoria desde casi todos los puntos del edificio. La aguja que lo caracteriza tiene 102 metros de altura.

Skyline de Hong Kong

Otro de los edificios que sobresale entre los demás, es el Two International Finance Centre, con 415 metros de altura y 90 plantas. Es el edificio más alto de la siguiente foto. Como curiosidad, este edificio ha salido en numerosas películas, como el caballero oscuro, y además, en la planta 55 hay un mirador al que se puede subir gratis para ver la panorámica desde el otro lado.

Skyline de Hong Kong

En esta zona está también la antorcha olímpica y la famosa avenida de las estrellas, una copia de lo que se puede encontrar en Hollywood, pero se encontraba en obras. Habían trasladado todas las estatuas al "jardín de las estrellas", un poco más arriba pero muy bien señalizado. No tiene pérdida. Aquí, la joya de la corona es la estatua de Bruce Lee, donde la gente se hacía fotos de todo tipo, pero merece la pena dar un paseo por todo el recinto porque está muy bonito y curioso.

Estatua de Bruce Lee en Hong kong

Y para terminar el día, volvimos a bajar hasta la bahía Victoria para ver el espectáculo Symphony of Lights, que es un espectáculo de luz y sonido. Los edificios los iluminan y hay un juego de luces láser y música. Se puede ver todos los días a las 20:00 y el mejor sitio para verlo es en Tsim Sha Tsui, entre el centro cultural de Hong Kong y la Avenida de las estrellas. También te puedes montar en uno de los barcos que dan un paseo por la bahía Victoria y verlo desde allí.

Symphony of lights en Hong Kong

Y después de ver el espectáculo Symphony of Lights nos retiramos al hotel que el primer día en Hong Kong, la antigua colonia británica, ha sido muy largo.