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Si eres de esas personas a las que no les gusta visitar iglesias o catedrales, este post es para ti, ya que trata sobre la Catedral de Santa maría, la catedral de Vitoria, pero en lugar de mirar su altar, su retablo o cualquier detalle religioso, se visita desde otro punto de vista, desde un punto más técnico o arquitectónico y fijándose en su restauración y lo que durante esta se ha encontrado. Así que entramos en la Catedral de Vitoria, abierto por obras.

Este viaje comenzó en 1994 cuando la Catedral de Vitoria se cerró al público debido al riesgo de derrumbamientos que existía y se comenzó un estudio muy exhaustivo de todo el edificio, desde los cimientos hasta sus cúpulas para conocer el estado real del edificio y que se podía hacer para preservarlo. Así comenzaron las labores de restauración que aún continúan a día de hoy.

La visita comienza en la cripta donde, lo primero que nos enseña la guía son los orígenes de la Catedral, que no son ni más ni menos que defensivos. Hay unas maquetas de la ciudad que nos ayudan a entender toda la evolución del edificio. Con unas fotos que saqué he hecho un mosaico que está justo debajo de estas líneas. En el Siglo XI, toda la villa de Vitoria es rodeada por una muralla y se utilizan partes de ésta como paredes de una primera iglesia. Durante la visita pudimos ver restos de esta muralla, sobre todo en la zona del ábside. En el S. XIII, esta iglesia fue destruida en un incendio, y Alfonso VIII el Noble, que acababa de conquistar la ciudad, decidió construir una gran iglesia que además sirviera para defender a la ciudad. Tardó muchos años en construirse, pero de este carácter defensivo nos queda el paso de ronda de la catedral, más típico de murallas y castillos que de iglesias, donde se hacía guardia para vigilar si los enemigos se acercaban a la ciudad. Ya en la época del reinado de Alfonso X el sabio, se cambió el proyecto y se le dio al edificio la forma y configuración que podemos ver hoy en día. Después de estas obras, se fueron añadiendo la portada, la torre y otros elementos hasta convertirla en la bonita catedral gótica que podemos ver hoy por hoy.

Uno de los grandes errores que se cometieron durante su construcción fue que entre los S. XV y XVI se sustituyeron unas bóvedas de madera por bóvedas de piedra, lo que generó, con el paso de los años, graves problemas estructurales. Para resolver este problema, entre otras cosas, se han reforzado los cimientos originales con numerosas columnas que también se pueden ver en la cripta.

Y por último, en esta zona, se pueden ver enterramientos, ya que tanto la iglesia como sus alrededores eran lugar de sepultura con capillas funerarias. Se han encontrado tumbas del S. XII, con una moneda en la boca que, según la mitología clásica y antiguos ritos paganos, servía para pagar a Caronte, el barquero que llevaba a los difuntos al mundo de los muertos en su barca por el lago Estigia. También se han encontrado enterramientos más tardíos y más monumentales ya que a partir del S. XV, familias de la alta sociedad vitoriana se hicieron enterrar en la catedral en capillas privadas.

Después de visitar la cripta subimos a la Catedral de Vitoria propiamente dicha, donde nos enseñaron las grietas en sus muros y como las columnas se abomban hacia el interior. Si te fijas en la foto siguiente, en las columnas del lado izquierdo, puedes ver como se inclinan hacia el interior de la nave central. Este es uno de los efectos de cambiar las bóvedas de madera por piedra, lo que aumentó mucho el peso del edificio. En el Siglo XVI se añadieron unos arcos entre los pilares llamados "arcos del miedo" que servían para repartir mejor el peso del edificio y en el siglo XIX se construyeron también dos contrafuertes, pero no fue suficiente y los arcos y los pilares siguieron deformándose.

Después de ver los defectos estructurales que todavía se están recuperando, subimos por una estrecha escalera de caracol hasta el paso de ronda, desde donde hay vistas al exterior, entre andamios y material de construcción. En este momento de la visita es cuando te dan un casco para evitar que te des un golpe en la cabeza. Curiosa la visita de una catedral con casco ¿verdad?. Y antes de bajar de nuevo al suelo, un paseo por el triforio, que es esa galería elevada sobre los arcos que rodea la nave central de las iglesias, y desde donde pudimos ver la catedral de Vitoria desde las alturas.

Y antes de terminar la visita, todavía nos quedaba la última sorpresa, el pórtico de la luz. La salida se hace desde el pórtico, donde están las diferentes puertas por donde se entraba a la catedral. Pero lo original es una proyección que hay en uno de sus laterales, en los que, además de contar un poco la historia, van iluminando los diferentes elementos arquitectónicos recreando como se cree que eran en su origen, ya que todos ellos estaban policromados. Es la primera vez que veo algo así y lo cierto es que me ha encantado.

Y por último, y como curiosidad, el escritor Ken Follet se inspiró en estas obras de restauración para su libro Un mundo sin fin, continuación de su famosa novela Los pilares de la tierra. El autor ha hablado mucho y muy bien sobre estas obras de la catedral de Vitoria y, la ciudad de Vitoria, en reconocimiento, ha situado una estatua del escritor cerca del acceso de la catedral.

Yo siempre que hay una iglesia o catedral en los lugares que visito, me gusta entrar a verla, pero reconozco que esta nueva forma de conocer el edificio me ha encantado, y además muy original ya que en ninguna otra parte he visto algo así. Os animo a que vengáis a conocer la catedral de Vitoria, abierto por obras. Creo que os va a encantar.