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Ayer vi casi al completo Salvados, el programa de Jordi Évole en la Sexta. No sabía de qué iba y me topé con un tema realmente de interés: la forma en que opera la prensa y, por extensión, los medios de comunicación. Para cualquiera con un mínimo de sensibilidad sobre la manera en que se conforma la opinión pública era un buen programa. Porque no cabe duda de que este cuarto poder es de tener muy en cuenta hoy en día.

Bajo el título de ¿Información o desprestigio? se organizó una charla en la que participaban personas conocidas de la política y el periodismo a las que se solicitaba opinión sobre diversos casos de tratamiento de información en los medios. Además, se incorporaron entrevistas con Umberto Eco y Manuel Castells. Vamos, un buen material como para irte luego a la cama dándole vueltas al mundo en que vivimos.

Hace ya bastante tiempo que leí Comunicación y Poder, este tocho de 600 páginas de Castells. Un muy buen texto para perder la virginidad si es que aún la conservábamos. Todo parece demasiado obvio a estas alturas de partido. Los medios de masas manejan un poder espectacular. En el programa Castells comentaba cómo una serie de consultorías políticas (no dio nombres) manejan los hilos de lo que debe o no hacerse para crear estados de opinión sirviendo su conocimiento a quienes lo soliciten.

No se trata ya de tanto de imponer como de ganar terreno en nuestras mentes. No interesa un control férreo y disciplinario sino un condicionamiento con las mejores técnicas de persuasión dulce. No se trata de que hagamos las cosas obligados sino de que las hagamos por gusto. Sí, de nuevo esa idea de que hemos superado a Foucault y caemos en las garras de los programas de coaching para ser felices y hacer lo que interesa que hagamos. Lo de siempre, pero bien a gusto.

Y los grandes medios jugando la carta que deben porque sus dueños, los accionistas, necesitan el retorno adecuado para sus inversiones. El periodismo, ahora también extendido a la ciudadanía, juega la baza del tremendismo. Hay titulares que funcionan y es lo que importa. Leed a Delia Rodríguez en Memecracia si queréis salir de dudas. Ahora lo que cuenta es la audiencia. El share manda porque es dinero. Más vieja no podía ser la historia: lo mismo de siempre.

A uno se le queda cara algo muy de tonto cuando escucha a Castells decir que lo que funciona es la mierda que eres capaz de lanzar contra tu adversario o a Eco describir su máquina del fango. Según circunstancias, sin exagerar si no hace falta. Simplemente es levantar la duda y dejar que la suspicacia vaya haciendo su trabajo. Un mundo algo turbio este que hemos construido, ¿no? En fin, el poder es el poder. Y los medios de comunicación están ahí para ejercerlo. Ya sabemos que la política ha girado hacia los estudios de mercado. Hay que darle a la gente lo que quiere, lo que funciona. La política-espectáculo está aquí, en prime time.

A ver cuándo alguien se atreve a dar el salto y ponernos actrices y actores en vez de políticos. Por aquello de la diversión, que es lo que vende. Mira que lo vio claro Ronald Reagan, ¿verdad? Un adelantado a su época es lo que fue. Hay que joderse.

Escrito por julen en blog "Consultoría Artesana en red" , bajo licencia Creative Commons Reconocimiento-CompartirIgual 3.0 España (CC BY-SA 3.0 ES)