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Ayer, los planes de las compañías de telecomunicaciones de conseguir que las empresas tecnológicas contribuyesen a pagar por sus infraestructuras sufrieron un importante revés: en una reunión en Luxemburgo del Comisario Europeo de Mercado Interior y Servicios, Thierry Breton (anteriormente Presidente y Director Ejecutivo de France Telecom entre 2002 y 2005, y que sigue vinculado a la compañía como presidente honorario), los ministros de telecomunicaciones de dieciocho países europeos rechazaron o criticaron el impuesto de tarifa de red propuesto para las empresas de tecnología.

La propuesta, que partía de Deutsche Telekom, Orange, Telefonica y Telecom Italia, había sido ya criticada por el regulador de las telecomunicaciones europeo BEREC, y obviamente rechazada por Google, Apple, Meta, Netflix, Amazon y Microsoft, que afirman además que ya invierten más que suficiente en el ecosistema digital y que no tiene sentido que las compañías de telecomunicaciones pretendan cobrar un impuesto adicional para cubrir sus costes cuando ya ganan mucho dinero cobrando a los que usan sus infraestructuras, porque eso se llama double dipping, y aunque pueda resultar muy atractivo para el que lo pide si logra que se lo den, no tiene ningún sentido económico.

Por otro lado, un impuesto así amenaza las normas europeas que protegen la neutralidad de la red, que requieren que todos los usuarios sean tratados por igual. Básicamente, los ministros de Alemania, Austria, Bélgica, República Checa, Dinamarca, Finlandia, Irlanda, Lituania, Malta y Países Bajos rechazaron la idea mencionando la falta de un análisis sobre los efectos de semejante impuesto a la red, la ausencia de una brecha de inversión como tal, y el riesgo de que las grandes tecnológicas simplemente transfiriesen ese costo adicional a los consumidores en forma de precios más altos, como obviamente ocurriría. Mientras, los ministros de Chipre, Francia, Grecia, Hungría e Italia respaldaron la propuesta de las empresas de telecomunicaciones, mientras que Polonia, Portugal y Rumania adoptaron una postura neutral o no especificaron su posición.

Por el momento, todo indica que ni siquiera con la enorme ventaja que supone tener a un Thierry Breton procedente de la industria de las telecomunicaciones infiltrado como comisario europeo, van a conseguir las empresas de telecomunicaciones que les paguen por los dos lados a la vez, algo que sería, a todas luces, nocivo para los usuarios y que únicamente beneficiaría las cuentas de resultados de las empresas de telecomunicaciones. Por el momento, la Unión Europea parece tener claro lo que comenté la primera vez que vi esta propuesta: que contra el vicio de pedir, está la virtud de no dar. Pero cuidado, hasta el rabo todo es toro, hablamos de compañías con lobbies enormemente potentes, y nunca se sabe con qué argucias legales pueden llegar a salir para terminar alcanzar sus objetivos…

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