19 jun
2018
|
Sobre trampas y tramposos: los límites de la ética empresarialEnviado por sociedadinformacion . Etiquetas: Sin clasificar |
|
Una investigación de la agencia de medioambiente norteamericana (EPA), demuestra que el mayor fabricante de vehículos del mundo, Volkswagen, instaló software en sus vehículos destinado a hacer trampas en los controles de niveles de emisiones que la agencia lleva a cabo rutinariamente en todos los vehículos.
El software era capaz de detectar cuándo un vehículo estaba siendo sometido a pruebas y, al hacerlo, lo ponía en un modo de bajas prestaciones con el que era capaz de cumplir con las especificaciones, pero que no era el utilizado en la conducción normal. En el modo normal de conducción, con todas sus prestaciones, los niveles de emisión de óxidos de nitrógeno, responsables de importantes problemas respiratorios, multiplicaban por cuarenta los límites legales establecidos por la Clean Air Act estadounidense.
La maniobra afecta a todos los vehículos diesel de los modelos Jetta, Beetle y Golf entre 2009 y 2014, el Passat de 2014 y 2015, y el Audi A3 de entre 2009 y 2015. La compañía ha admitido la instalación del software, y se enfrenta ahora a la más que probable necesidad de tener que requerir a los propietarios de esos vehículos, estimados en casi medio millón, para ser arreglados de manera gratuita para el usuario, así como a una multa que podría llegar a alcanzar la sanción máxima de la EPA por vehículo, teóricamente hasta 18.000 millones de dólares. La reparación, por otro lado, no parece que pueda hacer mucho más que fijar las prestaciones del vehículo en un modo tal que puedan cumplir los estándares de emisiones, lo que conllevará que los propietarios pasen a tener una experiencia de conducción con prestaciones más bajas que las que estaban acostumbrados a disfrutar.
La cuestión excede todos los límites de la ética empresarial: preparar un software suficientemente sofisticado como para detectar que el vehículo está siendo sometido a un test de emisiones (periódico y similar a la ITV española), que pone el vehículo en un modo de bajas emisiones que únicamente es utilizado en ese contexto, para después devolverlo al modo contaminante y seguir tan tranquilo circulando y emitiendo cuarenta veces las cantidades permitidas es una situación completamente incomprensible, que condiciona el beneficio empresarial a la salud de las personas, a la violación de las leyes, a la conservación del planeta y a a los límites de la lógica.
Como uso imaginativo del software, no está nada mal. El descubrimiento de la EPA no admite discusión: en modo alguno pudo ser un bug, un error o un problema no detectado, sino un acto completamente premeditado, que la marca se ha visto obligada a admitir. Es, literalmente, que te pillen haciendo las peores trampas, y que además las trampas no sean en una cuestión marginal, sino en lo más importante de aquello a lo que te dedicas. Con esto, Volkswagen no solo demuestra que sus vehículos son incapaces de ser competitivos cumpliendo las normas, sino que además, están dispuestos a engañar vilmente a propietarios y autoridades para vender por encima de todo. Además de la multa, el equipo de ingenieros que tuvo la idea debería, junto con toda la cadena de mando que decidió aprobar la decisión, pudrirse en la más negra de las cárceles.
Enhorabuena, Volkswagen: un vehículo que se pone en modo “ecológico” cuando detecta que lo van a someter a una prueba de emisiones. Impresionante. Yo creía que el concepto de “vehículo inteligente” era otra cosa…
ACTUALIZACIÓN (22/09): Volkswagen se ve obligada a admitir que los vehículos afectados no son solo el medio millón de unidades vendidas en los Estados Unidos, sino más de once millones en todo el mundo.
ACTUALIZACIÓN (23/09): el CEO de Volkswagen, martin Winterkorn, dimite tras el escándalo.
This article is also available in English in my Medium page, "Volkswagen master class in business ethics“
Artículo de Enrique Dans .
Publicado con licencia Creative Commons 3.0 España